Rehabilitación del Seminario Mayor de Comillas / Ortiz, Barrientos, Fernandez, Abascal, Muruzábal, Pesquera, Ulargui

Arquitectos: Ortiz, Barrientos, Fernandez, Abascal, Muruzábal, Pesquera, Ulargui; Ortiz, Barrientos, Fernandez, Abascal, Muruzábal, Pesquera, Ulargui
Área: 8 m²
Año: 2010
Fotografías:Duccio Malagamba

Curado por ArchDaily

Descripción enviada por el equipo del proyecto. En las últimas décadas del siglo XIX, impulsado por el Marqués de Comillas, la villa se convirtió en un laboratorio del incipiente modernismo catalán. El Seminario Mayor se inició con unas modestas trazas del jesuita e ingeniero Miguel de Alcolado, interviniendo posteriormente Joan Martorell y Lluís Domènech i Montaner, que confiere al edificio la monumentalidad y el estilo deseados.

Rehabilitación del Seminario Mayor de Comillas / Ortiz, Barrientos, Fernandez, Abascal, Muruzábal, Pesquera, Ulargui - Ventanas, Ladrillo, Fachada, Arco, Arcada — © Duccio Malagamba

El edificio, de planta académica, tiene dos claustros con las estancias funcionales y un cuerpo central con los espacios más institucionales y significativos. Tras su abandono en los años 90, presentaba un lamentable estado de conservación. Los espacios arquitectónicos más notables, vestíbulo, iglesia y paraninfo y sus fachadas tenían mínimas alteraciones, aunque con un importante deterioro fruto del paso del tiempo y de la falta de uso. El resto de los espacios habían sufrido múltiples intervenciones que desvirtuaban la aparente claridad que el tipo arquitectónico claustral promete. Las patologías provocadas por una construcción excesivamente experimental en su momento exigían una rápida actuación. El proyecto plantea dos grados de intervención complementarios en las dos áreas diferenciadas del edificio.

Por un lado el mantenimiento y conservación de los espacios de mayor valor artístico, situados en el cuerpo central, con una laboriosa restauración para devolverle su esplendor original. La intervención se enriquece con pequeñas actuaciones puntuales que pretenden cualificar y recuperar los espacios, salvando las restricciones que imponía la solución tipológica, con un cuerpo central excesivamente constreñido por los claustros. Se abren huecos buscando la permeabilidad entre las partes del edificio, se dota a la iglesia de una mayor autonomía formal, se diseñan nuevos revestimientos y pavimentos que conviven con naturalidad con los paramentos modernistas y se recrea un espacio mágico en la bajocubierta, sobre el paraninfo.

Por el otro, se plantea una rehabilitación más intensa en los claustros, intentando transformar su opresivo carácter. No pareciendo necesario aquí trasladar el mismo esfuerzo restaurador, se propone intervenir con mayor libertad, introduciendo con naturalidad los nuevos programas y tecnologías requeridos. Se demuele el interior del edificio y se construye en su vacío. Las fábricas de los muros que se mantienen adquieren toda su expresividad. Se resuelve casi todo el proyecto construyendo un nuevo muro técnico, siguiendo las trazas del antiguo y obsoleto muro intermedio.

El nuevo muro articula la relación funcional y visual entre salas y claustros, a través del orden sistemático de sus huecos. El muro compuesto por dos lienzos de hormigón blanco donde apoyan las losas vistas, actúa en el conjunto como un árbol-puntal que arriostra las fachadas originales restauradas. El muro organiza en sección la intervención y permite que, por su interior hueco, “respire” el edificio y discurran las instalaciones. Un muro terso, como un “estuco” de hormigón, refleja la luz y contrasta con la mampostería de marcada textura de los muros originales. El muro se dobla en la última planta creando una gran marquesina, bajo la cual se desarrolla una galería perimetral acristalada, que mejora la funcionalidad de las estancias de esta planta, cualificadas por la supresión del forjado de la bajocubierta, convirtiendo las mansardas en inesperados lucernarios. Las plantas se organizan con el nuevo muro y la disposición de los núcleos de comunicaciones y de los servicios, dispuestos precisamente en las torres, generando espacios flexibles que pueden destinarse a múltiples usos. Los nuevos espacios se complementan con la iglesia, que debe convertirse en la gran sala de actos.

Los nuevos usos exigen un gran espacio de instalaciones que se construye bajo el antiguo campo de fútbol, aprovechando la topografía, en una larga pastilla que repite la longitud del Seminario. En la rehabilitación del cuerpo central y las fachadas, cabe reseñar las intervenciones estructurales ocultas, las artesanales restauraciones de vidrios, lienzos, bronces, yesos… y la aparición de nuevos materiales, terrazos in situ, zócalos de nogal, azulejos de Cumella… En los claustros el hormigón visto del muro y las losas adquieren todo el protagonismo, contrastando con los enjalbegados de las fábricas históricas. Los pavimentos son de pino Douglas, la cubierta se resuelve con vigas de gran luz de fábrica armada. En una primera fase, se ha rehabilitado el claustro oriental y parte del cuerpo central. Confiamos que la pronta continuidad de las obras permita recuperar tan importante edificio.